Sólo el 12% de las conexiones de internet de la Argentina son de banda ancha. Se trata de la tecnología más eficiente para realizar las distintas actividades cotidianas, como teletrabajar, tomar clases virtuales, mirar películas o escuchar música, pagar las facturas de los servicios, entre muchas otras. Si bien viene creciendo, es todavía baja su participación en comparación con otras tecnologías.
Así lo dio a conocer un informe de la Cámara Argentina de internet (CABASE) en el que también quedó claro que la tecnología que aún predomina es el cablemódem y que, aunque el ADSL está retrocediendo, todavía conserva un 25% del total de las conexiones.
“Los accesos de fibra óptica representan el futuro de internet. Es la única tecnología hoy disponible que permite asegurar en el tiempo el creciente ancho de banda que demandan los hogares, especialmente a partir de las mayores exigencias que impuso la pandemia con la combinación de home office, clases virtuales y las limitaciones de actividades sociales y de esparcimiento que dieron un impulso fenomenal al uso de plataformas de streaming”, dijo Ariel Graizer, presidente de CABASE.
Aunque la fibra óptica tuvo un avance de más del 34% entre 2019 y 2020, el total de conexiones de banda ancha se incrementó apenas un 2,1% año a año, lo que muestra las dificultades que hubo en 2020 para la expansión de las redes, aún cuando las telecomunicaciones fueron declaradas como servicio público esencial y en competencia.
La escasa suba toma mayor dimensión cuando se advierte que la banda ancha alcanza a sólo el 66% de los hogares argentinos, lo que muestra que hay todavía un 34% que está desconectado. Y es hacia ese segmento al que se debe apuntar aunque las empresas advierten sobre las dificultades para que eso se concrete.
Graizer sostuvo que el sector está a favor de la universalización, pero en un contexto de control de precios, con inflación y donde los costos de la industria son mayormente en dólares, resulta difícil planificar inversiones. Por eso, alertó que, de seguirse con el nivel de crecimiento que se experimentó en el último año, conectar a quienes todavía no lo están demandará 12 años.
Las operadoras de telecomunicaciones pueden aumentar sus precios sólo si se los autoriza el Gobierno a través del regulador, el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). El reclamo es que esa imposición les impide competir con precios libres y, del mismo modo, tener certezas sobre cuándo se recuperará la inversión a partir de lo que se obtenga por los servicios que se prestan.
El sector coincide en que no pueden trabajar a pérdida y que es necesario que se fije otro modo de actualizar los precios porque, así, no sólo corren riesgo de comprometer su existencia –y con ella la provisión de los servicios esenciales- sino porque se trata de un servicio que, además, no recibe ningún tipo de subsidios de parte del Estado.