Este jueves 22 de abril volvió a celebrarse el día internacional de las niñas en las TIC, una fecha instituida en 2011 por la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) y que busca alentar a que las mujeres vuelvan a vincularse con este sector, tal como sucedió en aquellas décadas en las que, podría decirse, las mujeres eran las “computadoras” que permitieron, por caso, que el hombre llegara a la Luna.
La fecha varía cada año pues se estableció que se recordaría el cuarto jueves de abril de cada mes, que en este 2021, cayó el 22 de abril. Más allá de este detalle, lo que importa aquí es repasar por qué fue necesario que se definiera un día para animar a que las chicas del planeta se acerquen a las tecnologías de la información y las comunicaciones. Y reducir, así, la brecha digital de género.
Desde la década del ’80 en adelante, la participación de las mujeres en esos espacios se redujo de una manera impresionante. Mientras en los ’60 y los ’70 dominaban el mundo de las matemáticas y tenían una presencia importante –aunque no conocida ni reconocida- en las ciencias, en la década siguiente esa situación se revirtió.
Parte de esto sucedió porque se creó la falsa idea de que las niñas y mujeres no cuentan con las capacidades necesarias para volcarse a estas áreas, porque se considera que somos mejores en las habilidades sociales y peores en tecnología, y porque se suelen ofrecer más oportunidades a los varones que a las mujeres para acercarse a estas carreras, especialmente en los países menos desarrollados, de acuerdo a informes de la UIT.
Esta situación, que se acumula desde hace cuatro décadas viene teniendo también sus efectos en otros niveles: en la Unión Europea por cada 1.000 mujeres que se gradúan en la universidad sólo 29 lo hacen en el sector TIC pero sólo cuatro logran un puesto de trabajo en este mundo.
En la Argentina se repitió algo similar a lo que sucedió en el mundo: mientras en los ´70 las carreras informáticas contaban con un 75% de participación femenina, ese nivel cayó al 13% en 2013, de acuerdo a datos de la Fundación Sadosky.
Advertir este cambio fue coincidente con las discusiones que se vienen dando desde hace una década vinculada con la necesidad de trabajar en la equidad de género en todos los niveles en donde hay asimetrías y también con la necesidad de aumentar la participación en aquellos espacios en donde es necesario promover la diversidad. Porque, de lo contrario, se corre con el riesgo del sesgo.
Si esto pasó en la informática, también sucedió en la ciencia. Por esa razón, el 11 de febrero se instituyó el día de las mujeres en la ciencia con el mismo objetivo: alentarlas a que se acerquen a un sector que también necesita ser más equitativo en cuanto a participación de hombres y mujeres, porque es lo que enriquece a cualquier ámbito.
“Cerrar la brecha de género es uno de los desafíos para quienes trabajamos en tecnología”, dijo Sebastián Divinsky, CEO de Educación IT, una empresa dedicada a brindar capacitaciones en la región. «Una de las razones más importantes por lo que debemos reducir esta brecha es que existe una fuerte tendencia de transformación del empleo hacia disciplinas digitales y como sociedad debemos estar mejor preparados para recibir estos cambios que son inevitables», razón por la que “debemos romper con los estereotipos y cambiar la mirada de la sociedad hacia un mundo más igualitario y diverso. Brindar oportunidades sin sesgo es un objetivo a cumplir
En este contexto es que hace unos días se creó la primera mesa de trabajo del Centro de Géneros en Tecnología G+T conformado por la Secretaría de Innovación Pública, Arsat, organismos del Estado y empresas TIC que tiene como objetivo alentar a más mujeres a que estudien carreras técnicas.
Desde este espacio un impulso a las acciones que promuevan la participación de las mujeres en los distintos ámbitos y lograr niveles de equidad que nos permitan vivir en sociedades más equilibradas, ricas y justas.